jueves, 31 de mayo de 2012

Suerte Vuelve II... Cap 16

Llegó el momento.

- Sí, quiero. - dijo él.
- Y ¿tú... Alex? ¿Quieres a Marcos como tu legítimo esposo.
- Sí. Quiero. - Alex estaba radiante.
- Pues por el poder que me ha sido otorgado os declaro, oficialmente... ¡CASADOS!

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Dos horas antes de la ceremonia....

- No puedo. Lo siento. No quiero casarme con él.  Pero no hagáis que todo se pierda.
- No sé hija... Es un poco complicado. Nuestros amigos.... - sus padres estaban preocupados por la petición de Ana.
- Sé que siempre le habéis pedido que se quede dentro del armario y él os quiere tanto y os respeta, que siempre ha sido discreto, nunca le han pillado haciendo nada indebido. Nunca os habéis tenido que preocupar de él...
- Tienes razón... - por suerte, su padre siempre ha sido más fácil de convencer.
- Cariño. Sabes que habrá gente que no tolerará esto y se marcharán.
- Pues que se vayan. Se lo merece, se lo debemos. ¿No crees?
- ¡Y si pierdes clientes! - dijo la madre mientras se levantaba de un salto -. No podemos permitirnos esto, ¿qué pensará la gente de nosotros?
- Sinceramente, querida. Me da igual. Alex es como nuestro hijo y él siempre ha sido un ejemplo a seguir. Ahora, nuestra única hija, la que pensábamos que era inmensamente feliz, ha tenido un problema y ha sabido que Alex era la persona en la que podía confiar. Él siempre ha querido que tú y yo le aceptemos como es. ¡Claro que será difícil!, pero eso no hará que nuestro chico cambie.
- Lo sé... - su mujer empezaba a dudar y eso era bueno. Ana también lo sabía. Era el momento de llamar a Alex para ablandarla.

Ana salió de la habitación, algunos asistentes a la boda la vieron y les pareció raro ver a la novia corriendo por el primer piso. Cuando llegó a la habitación de Alex entró sin llamar y se lo encontró con Marcos dándose un beso.
- Hola pareja. ¿Qué tal?
- Bien - dijo Alex sobresaltado - pensé que serías tu madre.
- Jajajaja. Pues no, por suerte soy yo. ¿Qué os pasa?
- Nada. Estábamos haciéndonos carantoñas, pues en la boda tendremos que darnos golpes, como los hombres, o estrecharnos las manos.
- Alex, tengo una noticia que daros. Es importante y ...
- Dinos. - Marcos estaba nervioso.
- Bueno, lo primero que tengo que decirte es que Alex, para mí eres como mi hermano y lo que has estado haciendo por mi estos días es importante para mí. Sé que ayer, - Ana fue hacia él y lo cogió de la mano - te decepcioné al seguir con la boda, pero creí que era lo mejor. Hoy, después de descansar y hablar un poco me he dado cuenta de que quiero a Alberto, pero no es la persona idónea para mí. Por eso, acabo de hablar con mis padres. No me caso con él. Ahora mismo le deben estar diciendo que no venga a la ceremonia. Así que nos quedamos aquí con todo preparado y sin novios a los que casar....
- ¿Qué han dicho los tíos? - Alex estaba contento por Ana, por que sabía que era la mejor decisión para ella, pero él , como buen amigo no quería influir en ella y por eso dejó que Ana tomara la decisión.
- Mi padre se lo ha tomado bien. Sabes que él quiere verme feliz, aunque supongo que la pérdida de dinero le habrá molestado un poco. Mi madre lo lleva peor, cree que esto será una ruina social. Así que se me ha ocurrido una cosa....
- ¿El qué?¿Casarte con él y mañana divorciarte? - dijo Marcos irónicamente.
- No. He pensado que... Será mejor que vengáis a mi habitación.

Llegaron los tres a la habitación. Los padres de Ana ya habían tomado la decisión. Ana cogió de la mano a Alex y Marcos con todas sus fuerzas.
- Alex, querido amigo, primo, hermano. Mis padres y yo te queremos más que a nada en el mundo y queremos que seas feliz y por eso....
- ¡Hija! - gritó su madre - te enrollas como una persiana. Alex, Marcos, tenemos una boda preparada, y no tenemos novios. ¿Os queréis casar?
- ¿Perdón? - dijo Marcos.
- Ves mamá. - dijo Ana enfadada - las cosas se deben decir poco a poco, si no la gente se asusta.
- No me he asustado por lo que ha dicho tu madre, si no por pensar que están de nuestro lado. - Marcos y Alex seguían asombrados.

El padre de Ana se fue de la habitación, tenía mucho que preparar, por ejemplo la no entrada del novio y la familia de éste. Su madre, también se fue, debía buscar cosas para hacer unos cambios en la ceremonia.

- Chicos... Se lo he pedido a mis padres. Os he visto durante este tiempo juntos y creo que sois el uno para el otro.
- Ya... - Alex estaba muy nervioso - pero llevamos poco tiempo.
- Lo sé. Pero siempre me has dicho que sabías que Marcos es el definitivo y sé que te has planteado lo del matrimonio. Además, - mirando a Marcos - sé que los dos os queréis.
- No sé, es rápido y sus padres no están.
- Viven en la ciudad. Podemos ir a buscarlos.
- ¿Estás segura?
- Nunca lo he estado más. Si decís que sí, todo será para vosotros. Yo me quitaré este precioso vestido de novia, pues parezco una loca y celebraremos la boda más bonita de la historia.

Después de aquellas palabras, los dos se abrazaron y se besaron.
- ¿De verdad quieres casarte conmigo? - le preguntó Alex
- Claro que sí. Solo que no sé como se lo tomarán mis padres.... - contestó Marcos preocupado.
- Ya verás como Ana los convence.

Por su parte, Ana se estaba quitando el vestido de novia, mientras sus dos damas de honor le buscaban algo apropiado que ponerse. Por suerte, tenía un vestido de raso, amarillo, con la espalda descubierta, que solo se había puesto en una ocasión para la cena del bufete de su exmarido.
Después de cambiarse, salió de la casa, sin llamar la atención, con las damas de honor, se subieron a la limusina de los novios y se fueron a la ciudad a buscar a los padres de Marcos.

- ¡Dios! - gritó Cayetana al entrar en la limusina. - ¡Vaya locura has montado!
- ¡Sí! contigo es imposible aburrirse - dijo Fabiola.
- Gracias chicas. Sí, la verdad, es una locura, pero por Alex y su felicidad lo que sea.
- Además de sentirte útil y que este día no te recuerde a tu casi boda, ¿verdad? - dijo Fabiola con la lengua viperina que Amanda le había enseñado.
- ¡Fabiola! - gritó Cayetana al ver su comportamiento.
- No te preocupes - contestó Ana. - Sí, es por eso, pero también por que quiero a Alex y quiero que sea feliz y no hay mejor día que este. Además si me siento ocupada, no ahogaré mis penas en zumo de naranja...
- Eso te pasa por estar embarazada - le dijo Fabiola, mientras le sacaba la lengua.

Mientras Ana se dirigía con sus damas de honor a la ciudad a buscar a los padres de Marcos, Alberto, se encontraba en la puerta del hotel con sus padres.
Al llegar allí, la limusina que tenía que llevarles a la casa ya no estaba. Se había marchado. Alberto echaba humo y rápidamente llamó a su suegro. El cual le pidió que esperara, que él mismo iba a ir a explicarle lo que había pasado.
Alberto no entendía nada, pero cuando lo vio llegar, con las dos personas de seguridad de confianza, supo que las cosas no iban bien.

- Hola Alberto. Siento haberte hecho esperar, pero con los preparativos de la boda...
- No pasa nada. ¿Vamos a ir todos en ese coche?
- No. Ahí solo vamos nosotros tres. Vosotros no podréis asistir a la boda de Alex y Marcos. No estáis invitados.
- Perdona, pero no entiendo lo que me estás diciendo.
- Está claro chico. No va a haber boda. Has engañado a mi hija, le has hecho daño, no confía en ti, has perdido el trabajo, pues te acabo de despedir, con efecto inmediato de la empresa. No tienes nada...
- Pero... - Alberto y sus padres estaban anonadados.
- Pero nada. Solo tenías que hacerla feliz, y parecía que eras un buen chico.
- Mi hijo es el mejor hijo del mundo.
- Sí. Eso no se lo discuto. Como hijo, puede ser el mejor, ahora como pareja para mi hija no ha estado a la altura. No sé como teniendo a mi hija, te has podido liar con una niñita como la novia de Fran.
- Esto es bochornoso - dijo el padre de Alberto. - Será mejor que nos vayamos ahora mismo.
- No me voy de aquí hasta saber donde está Ana.
- Ana no quiere saber de ti. Después de romper tus promesas y demostrarle que no la quieres, ha decidido que vuestro futuro no puede continuar siendo el mismo. Ella misma nos ha pedido que Alex y Marcos se casen hoy, mientras ella se quedará ... - su padre titubeó, él no sabría nada del bebé de su boca - sola.
- Pero.. Pero... - Alberto estaba en choc, no entendía nada. Había hablado con Ana, lo había arreglado. Ahora se lo tomaría en serio. Sabía que podía ser feliz con ella...¿Qué habría pasado?

- Alberto - el padre de Ana se disponía a meterse en el coche. - No quiero que vuelvas a acercarte a mi hija, a mi empresa o a mi casa. ¿Me has entendido?

Alberto afirmó con la cabeza, mientras seguía en choc por la noticia. Sabía que todo se había estropeado. No podría demostrarle a nadie que había cambiado. Pero lo peor, en lo único que pensaba era que volvía a estar en la ruina.
Después de que el padre de Ana se fuera, la madre de Alberto fue a buscar a la familia y a explicarles que había un problema y que se cancelaba la boda. Después cogió a su hijo y sin decir nada lo llevó a casa. El camino fue largo y cuando llegaron a casa, Alberto salió del coche, entró en casa de sus padres, se fue a su habitación, se encerró y no volvió a salir de allí hasta el día siguiente.
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Cuando Ana y las chicas llegaron a la ciudad, no encontraron a los padres de Marcos. Aquello era una contrariedad, Marcos no se quería casar si sus padres no estaban. Ana y las chicas empezaron a preguntar a los vecinos, pero nadie sabía nada de ellos. Ana desesperada envió un whatshapp a Marcos.

"Querido. No encuentro a tus padres. Has llamado?"

Marcos respondió rápidamente: "Sí. He llamado. No están en casa. Ahora llegarán. Problema. No entienden nada, están nerviosos.

Ana le responde: " no te preocupes. Nosotras lo arreglamos todo. Tú preparate."

A los dos minutos de esperar los padres de Marcos aparecieron.
- No entiendo que está pasando - dijo María, su madre. - ¿Mi hijo no iba a tu boda?
- Sí. Pero yo no me caso.
- ¿Por qué?
- Porque el cerdo de su ex le ponía los cuernos - dijo Fabiola.
- Gracias por ser tan gráfica -dijo Ana sarcásticamente.- No puedo casarme con un hombre como él, pero Alex adora a su hijo.
- Lo sabemos. Marcos está muy enamorado de ese chico... Aunque no sé yo. ¿Qué pintamos ahí? - el padre era un hombre de los de antes. Quería apoyar a su hijo pero sin que nadie se enterase de que era homosexual. Cuando Ana lo vio supo que se llevaría de maravilla con el suyo.
- Su hijo los necesita. Dice que si no vienen no se casa. Saben que es precipitado, pero es un día perfecto. Tenemos ropa en casa. Podrán cambiarse allí. No se preocupen.

Por suerte, la madre de Ana y María tenían, más o menos el mismo cuerpo. El padre de ésta y el de Marcos no, pero en casa de su familia, siempre tienen esmoquins de sobra, por si lo necesita alguien de la familia, para un evento inesperado. Siempre habían pensado que su madre estaba loca, por tener un armario lleno de esmoquins, ahora Ana, se daba cuenta de que no era una tontería. 

No entendían nada, pero se subieron a la limusina con las chicas, llegaron rápidamente a la casa de los anfitriones y subieron las escaleras, allí los estilistas los esperaban. María y su marido se sentían agobiados por la situación. Pronto llegó Marcos a verles. María pidió intimidad para que su hijo les explicase qué estaba pasando. 
Marcos les explicó toda la historia de la boda fallida, de la decisión de Ana de cederles ese día para que ellos se casaran.

- Pero hijo... - María seguía teniendo algunas dudas - os conocéis desde hace poco tiempo. ¿Cómo puedes estar seguro?
- No lo sé mamá. Simplemente siento que quiero hacerlo y Alex también, por eso quiero que me apoyéis y lo pasemos bien. Los dos nos queremos, podemos vivir bien y seguirás teniendo a tu hijo cerca. 
- Nos alegramos por ti, pero entiende nuestras dudas. - El padre de Marcos era más escueto en cuanto a sentimientos.- Bueno, y ¿qué es lo que tenemos qué hacer nosotros?
- Quiero que los dos me empanéis al altar. Para mí es importante que estéis presentes en este momento y que veáis lo feliz que me hace unirme a Alex.
- Si eso es lo que quieres - su madre le cogió la cara con las dos manos - eso mismo haremos -, después le dio un beso en la frente.
- ¿También tengo tu bendición papá?
- Por supuesto hijo. La tienes de los dos, si no, ya sabes que no estaría aquí ahora mismo. Pero tengo una duda, ¿no nos dijiste que los tíos de Alex no aprobaban su condición sexual?
- Es más una fachada. Ellos son personas muy conservadoras, pero por suerte, quieren a Alex y han hecho caso a Ana, por eso nos apoyan y quieren formar parte de nuestras vidas, sin dejar al margen a Alex, que para ellos es como un hijo. Su tío se lo ha tomado bien, ha ido a decirles a los invitados que hay un cambio de planes, la gente, aunque parezca increíble, se lo han tomado bien, aunque su tía está un poco histérica por si todo esto repercute en el negocio familiar.
- ¿Tú crees que lo hará?
- No. Mamá, no creo que la gente sea tan cerrada de mente, por suerte, vivimos unos tiempos donde las personas intentan entender a otras, por supuesto que tenemos excepciones...

- Perdonen ... - dijo el estilista - no quiero molestar, pero se nos hecha el tiempo encima y a mi me matarán.
- Claro. Perdona - dijo Marcos - podéis pasar. Ellos están casi listos, cuando terminéis empezamos con todo. 

No tardaron ni cinco minutos en avisar que todo estaba listo. La gente se dirigió al jardín, donde se celebraría la ceremonia civil. Primero entró Alex, a cada lado sus tíos. Ana se sentía orgullosa y feliz por lo que estaba viendo. Sabía que aquello sería un gran paso y que la gente lo aceptara de buena manera, ayudó a que sus padres estuvieran tranquilos. Después entró Marcos, emocionado, cogido a sus padres. Ellos con una gran sonrisa atravesaban el pequeño pasillo hasta llegar al altar que se había alzado, especialmente para la ocasión.
El altar se componía de cuatro columnas blancas, de estilo dórico y en el capitel de cada una de ellas se habían colocado unos adornos florales con rosas de color anaranjado, igual que el vestido de las damas de honor de Ana.

La ceremonia fue muy emotiva. Pues ninguno de los novios se esperaban la intervención de Ana en ella. A mitad de ceremonia, el encargado de casarlos, pidió a Ana que leyera unas palabras. Ana se levantó, pasó cerca de los novios, les dio un beso a cada uno y leyó...

Hoy por fin estamos aquí para que dos personas que se aman se unan en matrimonio. Sé que desde el primer día hay una conexión especial entre ellos y no podían perder esta oportunidad. 
Sé que los asistentes pensaban que vendrían a mi boda, y así era, pero todo ha cambiado y a mejor. Pues no puedo imaginarme otra boda en este sitio y este día. Alex y Marcos son el uno para el otro, y aunque llevan poco tiempo, eso no les ha impedido saber lo que quieren y luchar por ello. 
Marcos, te conozco desde hace poco tiempo, pero sabes que te quiero por ser como eres y por cuidar tan bien de Alex.
Alex, - Ana miró a su primo y amigo y se emocionó al verlo tan feliz - eres como el hermano que perdí y no podría estar más feliz por ti. Marcos es tu compañero ideal. Vivir juntos el resto de vuestras vidas como vosotros queráis, pero siempre estando unidos. 

Os quiero a los dos.

Después de esta breve lectura, Alex y Marcos dieron el sí quiero y a partir de ese momento empezó la gran fiesta que duraría hasta altas horas de la madrugada. 
Ana no pudo quedarse hasta el final, pues tenía que descansar, su cuerpo se lo pedía a gritos. Así que en cuanto pudo se escapó a su habitación. 
Al llegar a ella, no quiso irse a dormir, sin terminar algo que llevaba todo el día pensando. Cogió la ropa de Alberto y la colocó en las maletas. Recogió todo lo del baño, sus papeles, ... No dejó ni rastro de él. Después pidió al servicio que se lo llevaran al despacho de su padre. 

Cuando, por fin, se había deshecho de todo lo que tenía de él, se sentó en la cama, se tocó la barriga y le dijo....
- Seremos felices, pase lo que pase. Pues no hay amor más grande como el que siento por ti. Crece sano y fuerte. Por que mamá tiene ganas de verte.

Después de esto, se puso el que iba a ser su camisón de la noche de bodas, se metió en la cama, cogió el libro que estaba leyendo "Amistades peligrosas", de Pierre Chordelo de Laclos. Pero no podía concentrarse, algo dentro de ella hacía que los nervios empezaran a aflorar. 
En ese momento se acordó de él, de Alberto, ¿cómo lo habría pasado? ¿qué habría hecho?. Entonces, cogió su móvil y vio que tenía más de veinte llamadas, y muchos mensajes en el buzón de voz. Sabían que era de él, pero no tenía la fuerza suficiente como para escucharlos. Pero algo poderoso hizo que apretara el teléfono del buzón de voz y escuchara el primer mensaje.

- Ana. ¿Qué pasa? ¿Por que no me has llamado? No entiendo nada. ¡Ha sido bochornoso! Tu padre y sus matones diciendo que no podíamos ir. Pensé que nos queríamos, pensé que lo habíamos arreglado. Te prometí que no volvería a pasar....

No lo aguantó y lo borró. Se sentía mal por lo ocurrido. Sabía que había hecho bien, por ella y el bebé que esperaba, pero igualmente, dentro de su corazón, seguía amando a aquel hombre. Aunque le hubiera hecho daño. No lo entendía, tenía que odiarle, pero no podía. Decidió que lo mejor era descansar, y que al día siguiente hablaría con su padre de todo lo ocurrido.

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- ¡Ana despierta! - gritó Alex.
- ¿Qué pasa? - Ana estaba desconcertada -. No deberías estar con tu marido celebrando la noche de bodas. O el día, o lo que sea...
- Sí. Pero es que todavía no nos hemos acostado. Tenía que ver como estabas, abrazarte, darte las gracias... Ya sabes, lo que haría cualquiera por una persona tan buena como tú. Por cierto - Alex la miró a la cara - ¿no has dormido bien?
- La verdad es que no mucho. Cuando llegué a la habitación no podía ver nada que me recordara a él. Cuando por fin me deshice de todo, cogí el móvil y ahí estaban, más de veinte llamadas perdidas. El enfado por no darle una explicación...
- Tú no le debes nada. Además, no te quería contar esto, pero me jode, y mucho que estés así por él, cuando él ya te ha cambiado por otra.
- ¿Perdona? - Ana no entraba en su asombro.
- Por lo visto, Jeni le contó todo a Fran, y como era de esperar, éste pilló tal cabreo que la hechó de su casa. No sé si te diste cuenta, pero no vinieron ninguno de los dos a la boda. 
- Sí. Pero no caí en esto...
- Bueno, por lo visto, después de que él la hechara, se dedicó a llamar a las chicas con las que había hecho amistad en tu viaje, pero éstas, se habían enterado del chisme, pues ya sabes que la cotorra número uno lo sabía y lo largó todo antes de la boda. Por cierto, me tienes que explicar qué pasó con Amanda que se fue corriendo.
- Alex, céntrate. Sigue con lo que estabas - Ana estaba nerviosa. Había pasado muy mala noche sintiéndose culpable por lo que había pasado.
- Perdona. Sí. Bueno, pues después de la boda y la fiesta aquí en casa, nos fuimos a un bar, a tomar algo. Casualidades de la vida nos encontramos con Alberto y Jenifer, estaban los dos juntos, en una mesa. 
- ¿Estaban juntos? - Ana no salía de su asombro. Otra decepción más.
- Sí. Pero reconozco que había algo raro, pues Alberto parecía estar conmocionado. No hacía caso a Jenifer. Aunque ésta al vernos, se tiró a los brazos de él. Parecía un muñeco.
- La verdad es que no me importa.
- Pues a mi sí. Se lo hemos explicado a tus padres en el desayuno.
- Pero... ¿¡Por qué!? 
- Pues fácil. Porque tú no va a hacer nada. Y ahora tu padre está enfadado y él sí hará lo que se tiene que hacer. Que no se olvide nunca de nuestra familia. El muy cabrón, no ha tardado ni un día en estar con ella y delante de nosotros. Sí, estaba raro, pero no podía estar llorando sus penas. Me molestó mucho verle allí con ella... Menos mal que no viniste.

1 comentario:

  1. ¡¡OH DIOS MÍO, OH DIOS MÍO OH DIOS MÍO!!

    Devoción a parte. Me encanta, es estupendo.
    Qué momento más bonito y más tierno la boda
    de Álex. No soy de las que lloran en las bo-
    das pero si me emociono con facilidad.

    Cuando he llegado a la parte cuando Alberto
    recibe la notícia de su no-boda me he que-
    dado un poco xof/parada. En plan, qué poco
    va a sufrir éste. Pero, y este pero es de
    los que me gustan, al final del capítulo se
    presiente tormenta para Alberto. Y dando
    rienda suelta al lado oscuro que vive en mi
    me lo pasaré genial con la caída de Alberto.

    La reacción de Ana de centrarse en ella y el bebé también me gusta. Muy serena. Ha apos-
    tado por ella y sus prioridades. Incluso con
    las arpías, ahora medio hablandadas, haciendo
    buena la frase de "no hiere quien quiere sino quien puede".

    Vamos, no creo que pueda simular que me ha dejado indiferente. Como te he dicho antes la pena que tengo es que quería traerme las palomitas y me las he dejado en casa jajajaja.

    Hablando en serio me ha parecido genial Pati.
    Sigue así campeona.

    P.D.: ¿Es muy egoísta querer saber para cuando el próximo? ;-) Es broma, cuando tú puedas.

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